Cómo conseguí hacer Kapotasana [MEGA POST]
Kapotasana, la bestia de las posturas
Te doy la bienvenida a este mega post sobre Kapotasana en el que te voy a contar cómo conseguí hacerla y todo lo que creo que puede resultar útil sobre esta postura de yoga tan intensa. Aunque esta postura no esté en tu práctica, creo que te puede parecer interesante cómo fue mi camino hasta conseguirla, cómo superé los obstáculos. Todo lo que aprendí es universal y vale para todos los momentos difíciles a los que nos enfrentamos durante nuestro viaje yogui, excepto los trucos que doy al final específicos para ejecutar Kapotasana, ¡todo lo demás espero que te sirva!
Mi viaje a través de Kapotasana
Todo empezó en julio de 2018 y no estoy segura de que haya terminado. La práctica de yoga en sí es un viaje en el que lo importante es el camino y no la meta. Especialmente cuando te enfrentas a posturas difíciles, que parecen inalcanzables, te sumerges en un proceso transformador. Las dificultades que aparecen por el camino te enseñan y desvelan cosas.
Lo importante es cómo las enfrentas, desde qué cualidad, desde qué actitud.
Cuando practicas con aceptación, sientes confianza, tienes paciencia, escuchas y respetas tu cuerpo puedes hacer del camino un sendero apacible que te brinda la preciosa oportunidad de despertar tu consciencia. En cambio, si practicas con una actitud exigente, sientes rabia y frustración, prisa por avanzar, si te fuerzas demasiado, si no te respetas, seguramente tu camino te lleve a un lugar oscuro, incierto, doloroso, lleno de miedos, inseguridades y bloqueos que tendrás que atravesar, tarde o temprano, para volver al sendero que te devuelva la paz.
En mi viaje por Kapotasana experimenté de verdad eso de que el yoga es una herramienta y no una meta.
Este post trata de mi experiencia personal al enfrentarme a esta postura y todo el aprendizaje que me ha traído. Ha sido un antes y un después para mí. Te hablo desde mi punto de vista, desde mi cuerpo, mi mente y mis emociones. Ha sido atravesar el bosque oscuro para volver al sendero.
Lo que aprendí en Kapotasana también puede ser útil para ti
Como te decía, este post te servirá independientemente del punto en el que estés en tu práctica. Si llevas tiempo practicando yoga, ya te habrás dado cuenta de que es muy fácil caer en ciertas cosas como las comparaciones con otras personas y las exigencias con nosotros mismos.
Observa si tienes estos pensamientos.
Es muy probable que sí, si eres honesta contigo misma. Esta actitud te puede llevar a no respetar el proceso lo suficiente, querer avanzar rápido y forzar las posturas hasta pasar tu límite. Cuando esto ocurre y experimentas dolores o lesiones, aprendes la primera gran lección: HUMILDAD.
Solo espero que mi experiencia la recibas teniendo en cuenta que no somos iguales, aunque mi experiencia te pueda ayudar, no te compares conmigo. Lo último que quiero con este post es confundirte, condicionarte, darte expectativas, o provocarte frustración o malas sensaciones.
The struggle is real
La lucha es real. Créeme cuando te digo que mi experiencia NO HA SIDO FÁCIL de vivir, pero tampoco de escribir y si lo publico es porque creo que realmente te puede servir. Y sé que no soy la única porque navegando por la red me encontré con un post que me ha encantado porque es una practicante que cuenta su viaje en Kapotasana. Y también tiene otro sobre lesiones ¡muy interesante!
Si algún día te enfrentas a Kapotasana, hazla sin miedo y con fe en ti.
¿Cómo ha sido este viaje por Kapotasana?, ¿qué fases he pasado?
Este viaje lo he separado en cuatro fases diferentes y luego en la actualidad que es una etapa de afianzar lo aprendido. En términos de tiempo me ha llevado de julio de 2018 hasta noviembre de 2019.
Aquí tienes un adelanto en fotos:
¿Cómo es Kapotasana?
Kapotasana o postura de La Paloma es una postura que en ashtanga está en la serie intermedia y que se podría decir que es una de las extensiones de espalda más intensas. Cuando aparece en la serie, viene a poner el broche de oro a una secuencia de posturas en su mayoría extensiones de espalda. Desde Pasasana a Laghu Vajrasana el cuerpo se va preparando para hacer Kapotasana.
Al menos, Laruga nos lo explicó de esa forma en el retiro que estuve en marzo de 2019, en el increíble Purple Valley.
Aquí tienes dos posts sobre esa experiencia:
La postura consiste en:
1.- Estando en una posición de rodillas, inhalando te estiras desde la pelvis, creando espacio entre las vértebras, a la vez que estás bien enraizada al suelo con las rodillas y todas las piernas.
2.- Luego exhalando doblas tu cuerpo hacia detrás hasta agarrarte los talones (idealmente).
3.- Respiras cinco veces en esa posición.
4.- Y antes de subir haces Kapotasana B: exhalando, llevas las manos al suelo y estiras los brazos.
5.- Haces 5 respiraciones ahí.
6.- Por último, inhalas con control volviendo arriba y cuando llegas arriba exhalas.
Y como todas las posturas hay gente que la hace con mucha más facilidad que otra, pero es cierto que es una postura que suele costar.
Laruga llamó a Kapotasana “la bestia de las posturas”.
Una expresión que la define a la perfección, jaja. Para ella también fue difícil enfrentar Kapotasana al principio, por lo que tuve mucha suerte de que, en plena crisis con la postura, pudiera ir a un retiro con ella y aprender la técnica.
En este vídeo de Laruga Glaser puedes ver su increíble práctica y en el segundo 52, su Kapotasana :)
El misterio de “abrir el pecho”
Al revisar los vídeos de mi práctica para este post me he sorprendido. He visto que no iba tan mal en flexibilidad o apertura de pecho cuando empecé a hacer Kapotasana.
Laruga al verme practicar me dijo:
“Tienes buena apertura, pero es como si tu cuerpo se estuviera protegiendo de algo”.
Todas las posturas requieren de fuerza y flexibilidad, y con la práctica de asanas vamos trabajando todo el cuerpo, pero partimos de unas condiciones concretas. A medida que va pasando el tiempo, si practicamos con constancia, somos cada vez más conscientes de nuestras fortalezas y debilidades. Yo en aquel momento me sentía bien en general, pero eso de trabajar en “abrir el pecho” era algo nuevo.
Me explico: siempre había escuchado esa expresión y sé que para hacer Urvha Dhanurasana y los Dropbacks, es necesario abrir pecho, pero claro aquí se pide una apertura mayor y además intervienen tantos músculos que resulta bastante difícil de entender.
Yo, en mi ignorancia, pensaba que en las extensiones de espalda donde tenías que enfocarte era en la espalda.
Pero resulta que no. Realmente donde se extiende el cuerpo en Kapotasana es en la parte frontal.
La espalda se dobla, pero no se puede doblar la columna más de cierto ángulo (si no entendí mal) Day1 Yoga nos dijo que no más de 25 grados y la parte de la espalda que más movilidad tiene es la zona lumbar.
¿Qué partes del cuerpo intervienen?
Y esto no es todo, por supuesto intervienen otras partes del cuerpo de las que, probablemente, muchos practicante no somos conscientes todavía, al menos reconozco que yo no tenía mucha idea. Ya ser capaz de activarlas a consciencia ni te cuento, ¡pero si ni siquiera sabía lo que eran! Simplificando mucho para que te hagas una idea si no lo entiendes como yo: piensa que si aprietas lo de atrás (juntando omóplatos) se abre o extiende lo de delante (el pecho).
Es importante aprender cómo funciona tu cuerpo
No soy una experta en esto, así que mejor no hablo mucho, pero si quieres aprender detalles de anatomía te recomiendo ir a workshops específicos donde se explique la anatomía, movilidad, biomecánica del cuerpo en la práctica de yoga, o leer algún libro bueno como por ejemplo: Anatomía Funcional de David Keil, o los de Blandine como Anatomía para el Yoga.
Aquí tienes un artículo donde se explica un poco más en detalle Kapotasana.
Una postura compleja
La cuestión es que estamos hablando de cosas técnicas, a la vez que sutiles o profundas del cuerpo y por eso considero que es una postura avanzada para la que es difícil llegar preparado a no ser que tengas una flexibilidad superior a la media en varias zonas del cuerpo, por no hablar de la fuerza que requiere en las piernas.
Por cierto, hablando de ir a workshops, voy a aprovechar la información fresca que nos dio Nita Miralles en un taller sobre backbends. No cogí muchas notas porque fue muy práctico, pero aquí va:
Es muy importante la inhalación para los backbends. La zona del vientre bajo se enraiza, pero también hay que soltar. No solo se requiere flexibilidad, sino también fuerza. ¿Qué necesitas para hacer backbends saludables?, ¿qué partes del cuerpo intervienen?
Abrir hombros/ escápulas. Fuerza en las piernas. Glúteos. Abdomen. Pelvis. Psoas. Respiración.
También recomendó el FRC e hicimos ejercicios PAILS & RAILS. Esto como viene en siglas no entendemos muy bien qué es, así que he buscado alguna definición en internet y este artículo me ha gustado en relación a la apertura de caderas:
Aunque tendemos a pensar en la fuerza y la flexibilidad por separado, en realidad trabajan juntos para ayudar a su movilidad. Si tus caderas se sienten apretadas o rígidas, es muy posible que realmente sean débiles, según expertos de condicionamiento de rango funcional (FRC). El FRC es una combinación de estiramiento pasivo, contracciones de alta tensión y rotaciones circulares que trabajan juntas para aumentar tu resistencia y flexibilidad. El protocolo que te explico hoy te puede ayudar a mejorar la calidad general de movimiento.
¡Me parece muy interesante y divertido!
Volviendo al tema de ser capaces de activar o no determinadas partes del cuerpo, recuerdo que cuando empecé en yoga y trataba de activar el abdomen ¡no podía! porque era como que no tenía acceso. Con la práctica, empecé a tener mucha más consciencia de mis músculos y es lo que llamo acceder a zonas dormidas. Así que si estás empezando ¡no te desesperes! ¡sigue practicando!
Te aseguro que Con un poco de paciencia irás descubriendo tu cuerpo.
Mi sensación es que Kapotasana requiere una consciencia corporal muy profunda. Si ya cuando empiezas a hacer backbends como Urdhva Dhanurasana o el puente, te dicen esa frase de “abre pecho” a la vez que te tocan en la espalda entre los omóplatos y te quedas como “vale, lo intento, pero no puedo”.
Una zona difícil de acceder
1. He ahí el quiz de la cuestión…
La cuestión es aprender a acceder a esas zonas.
Una clave puede ser ir trabajando las zonas de forma aislada, como he oído últimamente a Mark Robberds o a Nita.
También fortalecer y activar la musculatura necesaria. Pero a la vez creo que hay que entender qué partes del cuerpo deben estar relajadas, sin tensión para soltar y fluir con la respiración.
En yoga aprendes que es posible realizar acciones opuestas con tiempo y práctica. A veces tienes que empujar por un lado, pero relajar por otro. Es muy curioso y difícil, pero es ¡tan bonito!
2. Conoce tus limitaciones
Pues cuando intentaba Kapotasana al principio me encontraba con algunas limitaciones.
Quizás una muy visible era que mis hombros estaban bastante cerrados y no podía extender bien los brazos. Como consecuencia, cuando aterrizaba en el suelo sin mucha estabilidad, ni control y con la respiración bastante entrecortada, notaba tensión en la espalda baja.
Pero honestamente lo creía NORMAL. Ahora soy capaz de interpretarlo como que mi cuerpo estaba compensando la falta de flexibilidad de otras zonas y tiraba de la lumbar, como se suele decir. Algo que ahora creo que HAY QUE EVITAR.
3. Trabaja acorde a esas limitaciones, respeta tu momento
Si tienes limitaciones trata de ir más despacio y con más técnica. Yo, como te digo, me sentía bien, enfocada en la práctica, motivada y con ganas de superarme.
Al poco tiempo de darme la postura llegaron las vacaciones y me quedé trabajando sola. Pero lejos de achantarme y esperar a trabajar con mi profesora, seguí trabajando con mi fuerza de voluntad y constancia durante el verano con supuestos avances y a la vuelta del verano volví a la shala.
Es fundamental aceptar el momento en el que te encuentras.
Me he dado cuenta de que en esto de practicar yoga pasamos por un montón de etapas.
Unas veces te sientes en la cresta de la ola, tienes confianza, energía como para parar un tren y otras, te surgen dudas, miedos y te sientes perdida.
Hoy por hoy, me siento muy afortunada y agradecida de poder hablar con una sensación de satisfacción interna y orgullo al haber sabido afrontar una situación complicada. Los que me siguen en redes o son amigos y familiares saben que he pasado por una fase dura, dolorosa en la que me he replanteado muchas cosas de la práctica y de cómo enfocarla.
¿Te estás haciendo preguntas?
Te entiendo, mis preguntas eran más o menos éstas:
– ¿Por qué practicar algo que me produce dolor?
– ¿Por qué me duele?
– ¿Qué puedo hacer con el dolor?
– ¿Realmente vale la pena?
– ¿Es el ashtanga bueno para mí?
– ¿Quiero hacer esto?
Aquí no sé si las contestaré todas, pero intentaré al menos:
– Plasmar mi experiencia por si puede ayudar a otras personas.
– Enseñarles mi evolución para que vean cómo ha sido todo: los altibajos, los bloqueos, los éxitos…
– Compartir trucos sobre esta postura tan intensa y difícil para muchos.
– Expresarme y de alguna forma desahogarme con ustedes.
– Reflexionar sobre el método ashtanga. Sus fortalezas y debilidades.
Cómo había ido mi práctica hasta el momento
En estas plantillas fui anotando cuando me daban las posturas.
Todavía lo hago ;)
Tardé un año y nueve meses en acabar la primera serie y luego tardé muchos meses hasta que me dieron la primera postura de la segunda serie, Pasasana. Otros siete meses hasta llegar a Kapotasana. Y en esa postura estuve un año y dos meses. Es curioso porque me parece una eternidad, porque siento que esta postura me ha enseñado muchísimo.
Es cierto que no siempre fui tan constante y comprometida con la práctica, pero en el momento que empecé Kapotasana estaba muy metida y quizás algo obsesionada con la práctica.
Esto es algo que ahora ha cambiado porque creo que la práctica tiene que ser una herramienta que te ayude en tu vida y no algo que la vuelva agobiante, exigente, difícil, dolorosa. Evidentemente, hay cosas que no podemos controlar, pero justo por eso, no añadamos más leña al fuego. Relax, ashtanguis, relax. Jeje, para mí ahora es importante que haya un bonito equilibrio. ¿Qué significa esto? Que hay que ser disciplinada y constante, pero a la vez hay que ser flexible y compasiva y si un día hay que aflojar o no practicar no pasa nada, es natural.La obsesión y demasiada exigencia no son buenas aliadas
Les sigo contando de mi práctica por aquel entonces.
Curiosamente, Laghu Vajrasana, la postura anterior a Kapotasana no me costó mucho y mira que mucha gente suele pasar tiempo en ella porque no es nada fácil, requiere mucha fuerza en las piernas, pero Ana Lestard (mi profesora de ese momento y con la que estuve desde 2015 que empecé hasta principios de este año 2019) y yo vimos claro que era resultado de haber trabajado bastante los dropbacks y por eso tenía fuerza para subir sin problema.
Ejemplo de la postura:
Ver esta publicación en Instagram
PRIMERA FASE → DE JULIO 2018 A OCTUBRE 2018 «ESA BENDITA INGENUIDAD»
No tan bendita, jeje, porque al ser más ingenua también era más inmadura. Inmadura significa que no tenía suficiente experiencia. Hasta ese momento mi práctica había progresado siempre bastante bien, la gente me solía decir que avanzaba rápido y atravesaba las posturas sin mayor drama, sí, pasaba dificultades, pero nada especial, también alguna lesión, dolores o contracturas, pero nada parecido a lo que experimentaría con Kapotasana.
Primeros pasos para trabajar Kapotasana
TRABAJANDO CON LA PARED
Cuando está algo cerrada la zona del pecho y hombros una forma de mejorar es así.
Te colocas tocando la pared con los pies, o cerca ,y te doblas extendiendo los brazos a la altura que sientas que es accesible para ti, no hace falta bajar mucho, creo que lo interesante es intentar estirar los brazos y empujar la pared.
Eso hace que tu cuerpo vaya entendiendo lo que tendrá que hacer en el suelo.
Seguro que hay otras formas de trabajar la apertura de pecho, pero esta es la que me enseñaron a mí en su momento.
APLICARLO A KAPOTASANA B
Luego, la idea es hacer ese mismo trabajo de empuje pero en el suelo
Tratas de bajar al suelo y apoyar las manos, eso es Kapotasana B, que en teoría se hace después de Kapotasana A, pero al principio puede ser más eficaz hacer la B, mientras va ocurriendo la apertura de hombros y de pecho necesaria para hacer la A.
Por tanto, puedes afianzar Kapotasana B y cuando estés cómoda ahí, empiezas a caminar hacia tus pies con el objetivo último de cogerte los talones, apoyar los codos al suelo y respirar cinco respiraciones.
SIGUIENTE PASO
A la vuelta de las vacaciones yo trabajaba eso: pared y Kapotasana B y yo, por mi cuenta y riesgo empecé a caminar hasta los pies. Los días “buenos” podía bajar los codos, pero no era muy habitual.
Cuando duele, ojo.
Algunas veces me dolía un poco la zona lumbar después de la práctica, no mucho, la verdad es que no le daba importancia, porque es bastante normal cuando haces backbends. De hecho cuando empecé siempre tenía un poco de dolor en la zona lumbar al hacer los puentes. Es diferente el dolor tipo agujetas en el que notas la zona como molida o como que ha trabajado, al dolor agudo, tipo pinchazo. Este último dolor es el peligroso.
Ahora sé que normal no significa que sea bueno, ni que haya que quedarse de brazos cruzados esperando a la lesión.
Tras un tiempo de estar trabajando con la pared y luego empujando el suelo, empezamos a trabajar más profundamente, tratando de cogerme los pies o los talones.
Para ello el profesor puede hacer varios ajustes. Uno muy común es: una vez estás en el suelo y tú ya has caminado hasta tu límite, él o ella te coge las manos y te las lleva a los talones. Es un ajuste que yo sentía bastante intenso, pero en aquel momento todo parecía bien.
Insisto que esa intensidad me parecía normal y sentía que progresaba adecuadamente.
Pero entonces llegó la tormenta…
Un día, de repente, me levanto por la mañana con un dolor muy fuerte en la espalda, en el centro, como si tuviera una bola que me impedía moverme. Como la zona totalmente inmóvil, bloqueada.
Así, sin avisar…
Seguramente mi insistencia en Kapotasana lo desencadenara, pero yo no sentí que ocurriera nada. Por eso creo que influyó el hecho de insistir día a día con intensidad, y seguramente compensando mucho mi falta de apertura en pecho y hombros con la lumbar.
Hacerme daño de verdad haciendo yoga no entraba en mis planes.
Tuve que hacer reposo unos días, es decir parar de practicar, y luego era incapaz de hacer extensiones de espalda, pero también había otras cosas básicas que no podía hacer, claro.
Ya no lo recuerdo exactamente, pero sé que estuve un mes con bastante dolor y que seguí practicando, porque es lo que “se recomienda”, no parar del todo, “trabajar con ese límite”, “transitar el dolor”.
En fin, una situación totalmente desconocida para mí que no sabía bien cómo afrontar.
Sinceramente, me invadió el miedo y el desconcierto.
No ignores el dolor. Tu cuerpo se quiere proteger de algo.
Si te duele, escucha. Esto no se aprende leyendo, hay que experimentarlo. Creo que, si no estás acostumbrado a trabajar con tu cuerpo, no sabes distinguir bien los diferentes dolores. No es fácil, pero es necesario entender que el dolor te avisa y te protege porque tu cuerpo es sabio. No estamos hablando aquí del típico dolor de una contractura que fastidia pero se suele ir solo o aplicando calor y masajes. Los dolores agudos y en las articulaciones son los que no son sanos. Tampoco estirar el músculo hasta el dolor para ganar flexibilidad. Ciertas zonas como las rodillas, la zona lumbar, o el cuello, son muy delicadas y si te da algún tipo de pinchazo o dolor agudo creo que es mejor deshacer la postura y empezar a trabajar con un enfoque seguro, sin dolor
SEGUNDA FASE → DE OCTUBRE 2018 A FEBRERO 2019 «EL DOLOR COMO MAESTRO»
La cuestión es que el dolor, que al principio estaba concentrado en el centro, se fue como disolviendo, y finalmente se quedó localizado en el lado derecho de la espalda baja. Lejos de irse, se convirtió en mi compañero de viaje y tras pataletas varias, tuve que aceptarlo como maestro.
Me impedía hacer cosas de la vida como caminar mucho, trabajar en el jardín, estar sentada, en fin, me limitaba para la vida. Es muy duro porque es difícil de aceptar y además me daba mucho miedo haberme hecho algo irreversible.
Pero con ese sufrimiento que estaba experimentando vinieron un montón de enseñanzas valiosas y, al final, como te digo, no me quedó otra que agradecer que ocurriera…
¿Qué hacer cuando tienes dolor?
En ese momento lo único que sabía hacer era practicar con sentido común, fortalecer la zona abdominal para proteger la zona lumbar y no forzar las posturas.
También hice consultas a profesionales, pero no de forma muy oficial. La forma en la que nos enfrentamos a estas cosas es muy personal y yo reconozco que al ser hija de un médico no estoy acostumbrada a acudir mucho a los médicos. Ya sabes esa frase: “En casa de herrero, cuchara de palo”. No soy un buen ejemplo en este sentido, pero intento ser lo suficientemente responsable como para cuidarme. Sí me hice la técnica Bowen, una técnica poco invasiva y muy suave y algunos masajes específicos para ese tipo de dolor.
Esto funcionaba, pero yo esperaba que se fuera yendo, ¡y no se iba del todo! Mejoraba muy lentamente, pero era intentar hacer la postura y sentir el dolor, por lo tanto el miedo me paralizaba y no era capaz de superarlo.
Llegó un momento en el que me sentía completamente BLOQUEADA y DESMORALIZADA.
Mi paciencia se agotaba algunos días, me sentía enfadada, triste.
Era incapaz de bajar a Kapotasana B como puedes ver en los vídeos. Solo estirarme hacia arriba, ya me ocasionaba dolor.
¿Cómo lo sobrellevaba?
Pues la verdad es que regular. Escribí un post donde hablo de Práctica de yoga y dolores.
Te replanteas y cuestionas todo.
Una de las cosas que hacía era usar la rueda de yoga, me ayudaba, pero al final no solucionaba el problema.
Necesitaba encontrar una forma de superar este obstáculo, no por el hecho de querer avanzar en la serie, sino por el hecho de sanar y recuperar la confianza en la práctica, porque no les voy a engañar, me planteé mucho si el ashtanga era bueno para mí.
Sentía que estaban pasando cosas que no entendía y necesitaba parar y mirarlo de frente. No sé cómo ni por qué, pero la vida me había puesto ese gran obstáculo que parecía insalvable. Pasé unos meses durillos de mucha negatividad, frustración, enfado, tristeza, rabia.
Estaba en el infierno, en la oscuridad y me sentía vulnerable y aterrada. Vamos, ¡una crisis en toda regla!
TERCERA FASE→ DE MARZO 2019 A JUNIO 2019 «ATRAVESANDO LA OSCURIDAD»
Por suerte, el universo me hizo el gran regalo de hacerme ganadora del reto de Purple Valley y me fui a la India donde pude practicar con Laruga Glaser, uno de mis mayores referentes y una gran fuente de inspiración. Esto fue un sueño cumplido y clave para mi recuperación. Allí desbloqueé parte de la postura y volví con herramientas para ATRAVESAR este momento de la práctica con confianza y seguridad.
Entendí que estaba demasiado apegada a la práctica física y que había sido demasiado exigente y poco compasiva conmigo misma. Quizás no había entendido bien el concepto AHIMSA (no violencia).
Desapegarse de las posturas.
En serio, esto es importante. Cuando haces esta práctica física y vas “conquistando” posturas, corres el riesgo de apegarte a ellas. Con lo que te ha costado llegar, y de repente, no puedes hacerlo, es frustrante, ¿no? Pues eso no es lo que dicen los Yoga Sutras. Hay que desapegarse de las posturas. Creo que deberíamos tenerlo más presente. Piensa que no te pertenecen las posturas. Las posturas son herramientas, son la forma de obtener ciertos beneficios y no vale la pena sufrir en el proceso.
El retiro fue una de las mejores experiencias de mi vida, pero lo pasé con el dolor de espalda.
Practiqué como si tuviera un ala rota.
Tuve que hacer esfuerzos en muchas ocasiones para mantener el tipo y me demostré a mí misma una fortaleza que no recordaba que tenía.
Gracias que las personas con las que tuve la suerte de coincidir allí me hicieron sentir como en casa y todo lo pude llevar bien porque me sentía entre amigas. (Gracias compañeras).
¿Cómo superar un bloqueo así?
Yo necesitaba ayuda, apoyo, comprensión. Necesitaba hablar de ello y comprender qué estaba pasando…
Sabía dentro de mí que tenía que decirle a Laruga lo que me pasaba para ver si me podía ayudar, pero tenía inseguridad. No estaba nada fluida con el inglés, ella me imponía respeto y las emociones que me producía el dolor. Buf, no sabía cómo hacerlo. Al final, sin pensar apenas, me acerqué a ella en uno de los primeros talleres.
Cuando le conté a Laruga mi situación con Kapotasana me derrumbé, no pude contener las lágrimas y ella me miró a los ojos y me dijo:
“You are so emotional”.
Fue muy dulce su reacción y bueno, me dijo que íbamos a REVISAR LA TÉCNICA y que creía que eso me podía ayudar.
Además, comentamos en el retiro que este tipo de dolores y bloqueos pueden VENIR DEL PASADO y que el cuerpo trata de protegernos contrayendo la musculatura, como un aviso.
Tampoco podemos obviar los efectos que tiene la serie intermedia en el sistema nervioso.
La importancia de entender por qué y para qué practicas.
Si practicas para avanzar en la serie y “conquistar” posturas, te estás perdiendo mucho. Probablemente si te pasara lo que a mí no lo llevarías muy bien. Pero ¿vas a esperar a que te ocurra para comprobarlo? Te recomiendo que le des una vuelta a esto: ¿Cómo lidiarías con lesiones o con algo que te impida practicar y hacer tus queridas acrobacias o tus maravillosos saltos? Pues soltando toda ambición y avaricia y recordando la esencia de tu práctica, qué te hace sentir, qué te aporta más allá de las maravillas que tu cuerpo te permite hacer.
¿Por qué practico yo?
Personalmente, con todo esto he descubierto que la práctica me mantiene enfocada, me siento mucho más estable emocionalmente, concentrada, me da calma y me enseña mucho de mí.
Durante este viaje a Kapotasana he aprendido lo que es de verdad la práctica para mí:
Es como un faro que me guía y alumbra mi vida.
Claves para superar un bloqueo:
– Revisa la técnica.
– Ten fe en ti y en el proceso.
– No huyas del problema.
– Busca ayuda.
– Aprende y acepta la incomodidad.
-Ten paciencia y practica sin expectativas.
Igual parece muy obvio, pero creo que no lo es. Al menos para mí no lo era.
Resurgiendo de las cenizas
En ese retiro lo mejor que me pasó es que volví a confiar y empecé a hacer los dropbacks y también bajé a Kapotasana B después de mucho tiempo. No, el dolor no desapareció.
Y sí, hubo momentos en los que dudaba mucho y me preguntaba si estaría haciendo bien confiando en este proceso. Al final llegué un poco a la conclusión de que la solución estaba en mis manos y era mi RESPONSABILIDAD.
Creo que conocer a Laruga fue una gran ayuda en ese momento.
Supongo que habría encontrado alguna forma de desbloquearme con el tiempo, pero la realidad fue que gracias a ella cambié MI ACTITUD.
¿Qué técnica me dio Laruga para Kapotasana?
Me recomendó tratar de afianzar Kapotasana B. Aguantar bien 5 respiraciones. Y que hiciera primero un intento yo sola y luego ella me ayudaba con el segundo revisando la técnica.
Pasos a seguir:
1.- Enraizarme bien usando los bandhas.
Porque decía que no las tenía activas por lo que la zona lumbar quedaba desprotegida. Para esto ayuda antes de bajar, preparar la postura poniendo la pelvis en retroversión y sentirte bien anclada al suelo.
2.- Rotar los hombros para favorecer la apertura.
3.- Poner los brazos en namasté y a medida que te doblas estirarlos bien pegados a la cara.
Mientras intentas verte los pies.
4.- Muy importante, echar la pelvis adelante para hacer contrapeso.
5.- Luego llegar a la B y mantener ahí las 5 respiraciones para luego subir con control.
Creo que esto era todo si no recuerdo mal pero lo mejor es que vean este vídeo donde he recopilado varios momentos de los talleres que nos dio en el retiro.
Vídeo de Laruga explicando Kapotasana
Y con toda esta información llegué a Tenerife…
Pero sobre todo con fe, determinación y el objetivo de mirar de frente al miedo, atravesar la oscuridad y sanar.
Ten fe y confianza.
Queridos amigos, la fe es algo que deberíamos separar de la religión, al menos, no deberíamos tener prejuicios ante la fe. La fe es un motor, una fuerza que te impulsa a seguir. Sin este dolor no me habría sentido tan vulnerable como para entender la fe, quizás mi orgullo o mi rebeldía me mantenían bien cegada. Pero la verdad es que, en estas circunstancias, la fe y la confianza fueron y SON unas grandes aliadas. Fe en mí, en el proceso, en la técnica, en la sanación. Es muy fuerte porque nada te asegura que el resultado vaya a ser el que quieres y por eso tienes que confiar plenamente.
Atravesando la oscuridad
La única forma que encontré de superar el bloqueo fue atravesándolo. No hay atajos. Hay que pasar por ese bosque oscuro para llegar a la luz. La vida es así con sus luces y sombras y la práctica también. No esperes que este camino sea bonito y fácil. Al menos mi experiencia no es esa ;)
Estuve un tiempo practicando sola en casa, intentando integrar todo lo aprendido.
Las primeras semanas de mi vuelta, mi profesora Ana estaba en Mysore y después, no me venía bien ir a su shala en Santa Cruz.
Primero, porque está en una ciudad diferente a la que yo vivo y al cambiar de turno de trabajo y decidir estudiar oposiciones me suponía demasiado tiempo y gasto de energía. Me daba muchísima pena dejar de ir con Ana (siempre le estaré agradecida por enseñarme tan bien las bases de la práctica). Pero ¡dios! no me cuadraba nada ir y la verdad es que tras tres años ya estaba muy cansada de ir y venir a Santa Cruz, así que bueno, había que desapegarse también de todo esto y dejar ir a mi primera maestra y a su preciosa shala. Al menos, de momento…
Ahora me parece como que todo era parte del viaje…
Tú eres tu mejor maestra.
Esas fueron las circunstancias que me llevaron a quedarme en casa y cómo descubrí las bondades de practicar sola. Qué maravilla. El espacio y la intimidad que tienes cuando estás sola es único y muy diferente a practicar en una shala. Me acostumbré tanto que me costó volver a una shala. Realmente disfruto de mi compañía y valoro ese momento de introspección.
Diferentes profesores, diferentes técnicas
Luego vino el workshop de David Robson y Jelena Vesic que da para otro post, claro.
Les cuento resumidamente: Ellos tienen una forma de trabajar backbends diferente. Recomiendan, para evitar el dolor, relajar los glúteos y dejarlos blandos totalmente, poner la pelvis en anteversión e ir activando los cuádriceps, a medida que llevas a pelvis adelante. No digo que no sea correcto, pero sí que en ese momento no era lo que necesitaba oír. Porque resultó ser una forma muy difícil de aplicar, no me salía para nada. Sentía que no necesitaba otra forma de hacerlo y de hecho, me dolía más porque no sabía hacerlo y forzaba. Pero ahí estaba yo, me sentía una guerrera que ya conseguía bajar a Kapotasana B otra vez y caminaba hasta cogerme los pies.
Sí, lidiando con el dolor, atravesando la oscuridad, pero avanzando lento y seguro.
David me dijo que podía ver que estaba colapsando la espalda baja. En fin, todavía tenía mucho trabajo por delante, pero he de decir que tenía fe en mí, y en lo que había interiorizado con Laruga, y por dentro, sabía que con el tiempo y la técnica adecuada la cosa iría mejorando.
Quien tiene un amigo, tiene un tesoro
También quiero nombrar aquí a mi amiga Diana, de Organika Shala que siempre me estuvo apoyando y dando consejos buenísimos, no solo para la parte física, sino también para la parte mental y emocional ¡que fue clave! (Gracias, love you!).
Sus palabras de cariño, comprensión, empatía, animándome siempre a tener paciencia, humildad, aceptación ¡fueron de gran ayuda!
¡Ella había superado un proceso parecido y eso da esperanza!
Pues sí, eran momentos de cambios…
Justamente en esos días del taller me enteré de que en la shala de Griselda, que está en mi ciudad, a diez minutos de mi casa caminando, iba a haber una profesora autorizada nivel dos que iba a sustituir a Griselda por su baja de maternidad. Y bueno, como para ir a Mysore se requiere haber practicado tres meses con un profesor autorizado, decidí probar y tuve mucha suerte porque me encontré con una gran profesora.
CUARTA FASE→ DE JUNIO A NOVIEMBRE 2019 «Y CON TRABAJO SE HIZO LA LUZ»
En esta etapa sentí que empezaba REALMENTE el trabajo.
Era como “bueno, Merce, ya sabes lo que tienes que hacer así que solo tienes que trabajar día a día.”
Reka es muy dulce, empática y me ayudó, pasito a pasito, a ir abriendo pecho y entendiendo la postura con más profundidad. Estoy muy agradecida porque probamos diferentes ajustes, que me ayudaron con detalles distintos. A veces insistiendo en abrir pecho y otras, trabajando la parte de la fuerza y de enraizarse al suelo. Con Reka, si no recuerdo mal, empecé a llegar algún día aislado a los talones, con su asistencia.
En medio de esto, también practiqué un par de días con Marque Garaux, cuyo ajuste fue suave y delicado, sin dolor y esto también me dio un empujón moral porque sentí que podía y que era cuestión de más práctica y tiempo.
Ya era cuestión de “Practice and All Is Coming”
¿Cómo iba el dolor de espalda? Pues cada vez menor, peeeeero no todo iba a ser la espalda.
Si tienes un cuerpo es normal que a veces duelan cosas, jeje. Pues en julio me dio una contractura en el cuello muy fuerte y me tuvo muy fastidiada. Esta vez escuché el dolor y me lo tomé con calma. Tardó muchísimo en irse, todavía noto que es una zona vulnerable. Pero la forma de lidiar con esto ha sido totalmente distinta. Lo que no quita que fuera muy duro porque notaba como que me atrapaba nervios del brazo y de la cara. Fue desagradable, pero por suerte pasó.
Con trabajo diario vinieron los resultados
Se incorpora la profesora Griselda y empiezo a practicar con ella de una forma mucho más detallada la postura, casualmente ella pasó por un bloqueo en Kapotasana y, empatizó muy bien conmigo, me ayudó a entenderla definitivamente y a hacer la pose completa, que es cogerme los talones yo sola. Todavía estoy afianzando, pero ya me ha dado cuatro posturas nuevas. Diosss, jaja. Una de las claves con Griselda fue desgranar la postura paso a paso e ir trabajando por fases. Otra clave fue la repetición, la hacía tres veces.
¡Ahora llevo un tiempo que ya solo necesito dos intentos!
¿Y el dolor? A veces se asoma, algo sigue estando, pero puedo decir que es como un recuerdo o un eco de lo que fue. Ojalá desaparezca.
En los últimos meses, desde junio aproximadamente, cada vez que iba un poco más profundo, me dolía al día siguiente y luego era como si el cuerpo se acostumbrara. Y así hasta hoy. Quizás se vaya para siempre, quizás no, pero les puedo asegurar que ha sido un gran maestro.
Me ha enseñado tanto de mí esta postura que no me da con este post.
Cómo enfrentar la postura a nivel mental y emocional
- Fortaleza mental y afrontar la postura sin huir.
- Mantener la calma frente a la incomodidad.
- Superar el miedo.
- Tener fe.
- Aprender a ser compasiva con una, respetarse.
- Tener paciencia y aceptación.
- Entender la importancia de la técnica.
La comunicación y la empatía con el profesor es muy importante.
Pero Merce, ¡dame trucos prácticos!
Jajaja, después de este rollo, que parece más un tratado, creo que les debo algunos truquitos para afrontarla.
Comparto todo esto porque considero que si te estás enfrentando a esta postura y sientes mucha dificultad, puede serte muy útil, ¡pero ojo! que esto es lo que me ha funcionado a mí, no sé las peculiaridades de cada persona que lea esto y mucho menos conozco sus prácticas y si están o no preparadas para hacer este proceso, que es algo bastante profundo.
Por favor, sé responsable.
Yo lo he hecho con supervisión y tratando de ir manejando el dolor, trabajando con precaución y consciencia. Por favor, sé responsable y ten mucha consciencia cuando practiques y piensa que nada que yo pueda decir sustituye a un profesor experimentado y formado y, sobre todo, que te conoce día a día y sabe lo que necesitas.
Personalmente, creo en la herramienta que es internet, pero como toda herramienta hay que saberla usar haciendo un uso responsable. Y la verdad es que esta práctica es muy PERSONAL.
Te recuerdo algunas claves para enfrentarte a Kapotasana
1.- Esta postura es muy mental y muy emocional.
Necesitas una mente fuerte y calmada, que no huye, sino observa y trabaja.
2.- La respiración es tu aliada.
No dejes que se dispare. Intenta mantenerla siempre controlada en todas las fases y si se descontrola, vuelve a ella.
3.- Encontrar comodidad en lo incómodo.
Es una postura que requiere esa capacidad de estar incómodo y aún así respirar y buscar el disfrute. Al estar incómoda la sensación es como de que quieres escapar todo el rato, pero la clave es esa, en vez de escapar, permanecer. No es fácil, pero cuando lo consigues es como tener un súper poder y es LIBERADOR.
Antes de hacerla, ayuda pararte a pensar en algunas cosas: Primero, tranquilízate. Luego piensa por qué estás aquí, superando miedos, enfrentando dificultades. Estás aquí porque tú quieres. No todo el mundo llega aquí.
De verdad que estas charlas las tengo con mi profesora y son motivadoras y enriquecedoras. Gracias de corazón.
4.- Date el tiempo que necesites. Ten paciencia.
Respira todas las veces que haga falta hasta que notes que estás preparada. No solo durante el proceso de entrar en la postura, sino también mentalízate de que puedes estar años en esta postura y eso va a fortalecer mucho toda la práctica y vas a ir depurando otras cositas.
5.- Haz varios intentos.
Luego, otra cosa imprescindible es que no hago la postura dándolo todo a la primera. Me daba tres intentos. Repetir la postura también me lo recomendó Laruga, pero con Griselda trazamos como una HOJA DE RUTA que ha sido clave.
– El primer intento es para observar y calentar el cuerpo. Bajas a la B sin detenerte mucho, ni poner demasiado esfuerzo.
– En el segundo intento hacemos como una inversión, ablandamos el cuerpo, tratamos de caminar un poquito, respiramos más la postura.
– Y en el tercer intento hacemos todo el trabajo que consiste en intentar hacer todo lo que sabes que hay que hacer (siempre escuchando cómo estás ese día). Tratando de mantener la mente concentrada, sin dejar que se quiera escapar. Luego, si el cuerpo no puede, no pasa nada por no conseguir el máximo, pero lo hemos intentado. Generalmente cuando lo intentamos en serio, si la postura está, lo solemos conseguir. Pero si tenemos un día que no, ¡también está bien!
Desgranando la postura paso a paso
El proceso desgranado consiste más o menos en estas fases según lo he podido interiorizar yo.
No digo que sea perfecto, jaja, como pueden imaginar no lo domino a la perfección. Le he puesto unos nombres a las fases. Esto es lo que yo recibí o interpreté de lo que me enseñó Griselda, lo podemos llamar “el método Griselda, interpretado por Merce”:
Primera fase: crecer desde la tierra
Se trata de estirar la columna, a la vez que te enraizas al suelo.
Yo estiro los brazos hacia arriba todo lo que puedo como alargando la columna, pero a la vez necesito sentirme conectada con la tierra, es como sentir la fuerza de los pies a las rodillas, de hecho, apretar las rodillas ayuda y luego activar los bandhas, como hacia dentro y hacia arriba.
Yo hago retroversión de pelvis como me dijo Laruga porque me ayuda como a conectar. Sobre todo, en esta primera fase. Entonces te quedas ahí estirando hacia el cielo y respirando todo lo que necesites.
Segunda fase: doblarte buscando el contrapeso
Eso es como que rotas los hombros hacia abajo y juntas las escápulas y las llevas hacia abajo y tratas de mantener esa posición, siempre pensando en elevar el pecho hacia arriba (esto es lo que yo entiendo que es abrir pecho).
Aquí la clave está en conseguir llevar tu pelvis adelante mientras abres el pecho.
Para mí estirar los brazos ayuda porque creas como la línea energética en la que un extremo es la pelvis y el otro la punta de las manos. Estirarte todo lo que puedas, sin perder la respiración y cuando ya no puedas más, haz unas respiraciones más para asegurar (método Griselda).
Ahí ya debes estar muy abierta. La pelvis empuja hacia el lado contrario de tus brazos y tú tratas de abrir pecho. Es de utilidad que el profesor te indique con su dedo dónde abrir y también que te sostenga. Aquí es cuestión de hacer contrapeso, la pelvis para delante y los brazos para detrás. La idea es crear el máximo espacio.
Tercera fase: mirarte los pies
Vuelve a la idea de abrir pecho pero ahora como tratando de mirarte los pies.
Si no te los ves, no creo que puedas completar la postura aún. Es importante verte los pies porque significa que tienes la apertura necesaria. Si no te los ves, sabes que esa parte todavía tiene trabajo y no pasa nada, solo que aún estás algo verde. Cuidado de no forzar el cuello en tu empeño.
Para mí esta apertura es la que te da la postura y si estás empezando te recomiendo centrarte en esta parte.
Veo mucho más efectivo trabajar en mantener esta posición sin colapsar, que ir rápido al suelo, aterrizar súper lejos y caminar apoyando la cabeza.
Es lo que yo hacía antes de la lesión. Si eliges bajar y llevar las manos al suelo para hacer la posición de Kapotasana B, antes de empezar a caminar por el suelo, te recomiendo afianzar un poco esta posición estirando los brazos.
Céntrate en empujar el suelo para abrir pecho y hombros, antes que caminar apoyando la cabeza.
Realmente me pregunto si lo de ponernos a caminar en este punto cuando aún no tenemos mucha apertura, es un gasto de energía. A día de hoy no tengo ni idea de si es efectivo o más bien lo hacemos porque nos sentimos más cerca de lograr la postura.
Depende del punto en el que estés, recuerda que una buena opción es trabajar con la pared como hice yo durante un tiempo.
Empujar la pared te permite abrir la zona, pero desde una posición más cómoda. Para mí es una buena forma de entender lo que tendrás que hacer luego en el suelo. Además, te sirve de calentamiento para luego hacer la B.
Pero bueno, que aquí cada maestrillo tiene su librillo, pero lo que yo siento es que si volviera a ese momento tendría menos prisa por caminar en el suelo y me enfocaría más en abrir hombros.
Cuarta fase: cogerte los talones
En esta fase final puedes cogerte los talones desde el aire o puedes hacer la famosa caminadita.
Te confieso que me hace gracia escribir esto porque recuerdo a Griselda, día tras día, haciendo de coach. Sus frases se me quedaban grabadas y me agarraba a ellas como a un clavo ardiendo. XD
La caminadita es como hacer palanca.
Primero, antes de llevar las manos al suelo tienes que pensar en anclar la pelvis y no desplomarte en el suelo, sino controlar el movimiento para quedarte lo más cerca de los pies posible. Cuando aterrices, vuelve a calmar la respiración. Entonces, sin apoyar la cabeza en el suelo, sino sostenida con tus piernas, caminas con las dos manos a la vez por la parte exterior de tus pies. Pues eso, que es como hacer palanca.
Todo esto es “método Griselda”.
Vuelve a tu respiración para que no se descontrole y empuja las manos con el suelo, exhala y camina con las dos manos a la vez por fuera de los pies. Cuando no puedas avanzar más, párate donde estés e inhalando vuelve a empujar el suelo, exhala y vuelve a caminar. La idea es llegar a la altura de los talones, o mejor un poco más, pasándote los talones, para luego poder cogerlos desde los laterales sin fallar. Ese es el objetivo, pero mi experiencia es que al principio no llegaba y me cogía los pies.
Con trabajo diario, fui caminando cada vez más cerca. Ella me decía “ahí estás muy cerca de los talones” y un día me dijo “ya puedes trabajar intentar cogerte tú sola los talones”. Sinceramente, no pensé que lo fuera a conseguir tan rápido.
Que el ajuste te ayude sin forzarte.
Cuando llegué a un punto en el que me quedaba cerca de los talones la profesora me ayudaba y me los colocaba. Ese ajuste que te comentaba al principio del post. El mismo ajuste, pero en momentos distintos. Esta vez se sentía diferente. Es como que ahora sí estaba preparada. No solo físicamente, sino a nivel mental y emocional porque ya no estaba bloqueada.
Aquí realmente el recorrido en el que la profesora me colocaba los talones es mínimo y, aunque se siente intenso, he llegado sola hasta ahí. El ajuste realmente es un alivio.
Una cosa que ayuda que te hagan también es que te sostengan la pelvis, y Griselda me indicaba que tenía que empujarla para que no se me olvidara. Buena cosa, jeje.
Quinta fase: respirar la postura, Kapotasana B y la salida
Bueno, pues ahora que tienes los pies o idealmente los talones, cierras un poco los codos y trata de apoyarlos en el suelo.
Ya solo queda disfrutar esas cinco respiraciones, que a veces se vuelven muy agitadas, la idea es calmarlas y disfrutar de la apertura que se genera. Luego llevas las manos al suelo, a la famosa Kapotasana B, respiras cinco sin huir con los brazos estirados y, por último, en una inhalación larga, subes y vuelves a la posición de rodillas y exhalas.
Otro consejo que te doy es que no subas a lo loco.
Sube controlando. Siempre tienes que reservar energía para salir de las posturas. Es bueno controlar cada movimiento para evitar movimientos bruscos y para mantener la mente en calma. Después de todo el trabajo que has hecho manteniendo la calma, no huyas al final.
Quiero recalcar que para mí es clave tener fuerza en las piernas para poder sostenerte y trabajar la apertura.
En mi caso, creo que me falta apertura en los hombros para poder cogerme con más facilidad los talones, pero quién sabe si algún día los pueda coger desde el aire. También decir, que siendo sincera, yo nunca he odiado esta postura. Le tenía respeto y miedo a raíz del dolor, pero nunca odio. Las posturas son beneficiosas y creo que así hay que verlas.
Un día Griselda me dijo: “Kapotasana es buena para la espalda”. Y pensé: “Es verdad” , pero yo siempre tenía en mente que podía hacerme daño así que estaba condicionando la postura.
Cambié el chip y la empecé a hacer con más gusto. Piensa que la mente es muy poderosa y si tienes sentimientos negativos se manifiestan. Así que, si estás atravesando dificultades en esta u otra postura, no caigas en cogerle manía y piensa que la haces porque quieres, porque es beneficiosa para ti.
¿Qué beneficios tiene Kapotasana?
Por último, para convencerte de los BENEFICIOS de la postura y que no le tengas miedo, te voy a copiar y pegar este trocito del blog Yogaconciencia sobre las bondades de Kapotasana:
Asana: Kapotasana. Kapota significa paloma o pichón. En esta postura el pecho se expande e hincha como el de una paloma; de ahí su nombre. Si la respiración es adecuada, y los bandhas trabajan, Kapotasana expandirá por completo la caja torácica, al empujar profundamente el aire hacia las costillas y el pecho. Fortalece y ablanda toda la espalda intensamente, abre la garganta y los hombros, aumenta la capacidad respiratoria.
Efectos: La postura tonifica toda la región de la columna al provocar una circulación correcta de la sangre a su alrededor. Gracias al estiramiento de la región pelviana, los órganos genitales se mantienen sanos. Se eleva el diafragma y ello ejerce un masaje suave sobre el corazón ayudando a fortalecerlo. El pecho se expande completamente. Es esencial dominar Kapotasana antes de abordar los estiramientos hacia atrás más difíciles.
Y así fue como la bestia de las posturas…
Resultó ser una bella maestra…
Para mí ha sido conocerme a mí misma, superarme y comprender mejor el significado de la práctica de yoga.
La parte digamos interna de la práctica, que tiene que ver con lo espiritual, la mente y las emociones es lo que me convierte en una mejor versión cada día.
A través de poner posturas, encontramos la forma de calmar la mente y de beneficiarnos a muchos niveles.
El cuerpo se convierte en nuestra preciada herramienta, pero a la vez los beneficios físicos son parte de nuestro objetivo: tener un cuerpo sano.
A mí nunca me cuadró hacerme daño practicando yoga.
Creo que la culpa no es del yoga, ni del ashtanga, ni de los profesores. La culpa es de no saber. No conocerse lo suficiente, no entenderse, no escucharse, no respetarse.
Esto es como un patrón de comportamiento que se refleja en mi vida y que tiene consecuencias.
Personalmente veo fundamental practicar los yamas y niyamas. Sobre la esterilla y fuera de ella. Quizás si hubiera tenido más presente Ahimsa o no violencia, no habría llevado a mi cuerpo al límite. O quizás, esto tenía que pasarme porque ya lo tenía ahí, dormido, porque son bloqueos emocionales subyacentes que la práctica despierta.
Fuera lo que fuera, no lo pude evitar. Solo me queda aprender.
Ahora creo que debemos ver las asanas como la forma externa que ponemos con el fin de obtener los muchísimos beneficios que tienen para el cuerpo, para los órganos internos, la musculatura, los huesos, la piel, el sistema nervioso… Por otro lado, nuestra forma de vivir tiene muchas más carencias físicas que en el pasado, cuando sea que empezó el yoga, no hay duda de que somos menos activos porque el progreso nos ha vuelto mucho más cómodos y sedentarios. Y esto tiene consecuencias. La evolución existe. Somos cambio.
Creo que no hay que ser rígidos con nada.
Me gusta la tradición y la respeto, pero creo que debe ser totalmente compatible con una buena praxis.
Tengo la sensación de que ciertas cosillas se han quedado intocables, como un dogma. Para mí es fundamental escuchar, observar y explorar el cuerpo para ir desarrollando una sabiduría propia y sentido común. Entender cómo funciona el cuerpo y descubrir lo que es bueno para cada individuo con sus particularidades.
Mi práctica tiene que servir mis objetivos: liberarme del sufrimiento, conseguir un cuerpo sano mientras aprendo a calmarme y a controlar mi mente. Y eso es lo que me lleva a ponerme en la esterilla cada día, es mi motor.
¡Y así es como he conseguido yo hacer Kapotasana!
Espero que te haya gustado y servido este súper post.
Me imagino que ya habrás comprendido por qué ha sido y es un gran viaje.