Sueños ashtanguis cumplidos
Visitar Purple Valley en la India y practicar Ashtanga Yoga con Laruga Glaser.
¡Sueños ashtanguis cumplidos!
En marzo de 2019 viví una experiencia muy bonita y me apetece compartirla contigo. Viajé a la India por primera vez en mi vida y practiqué con Laruga Glaser en un sitio impresionante, Purple Valley, en Goa.
Lo mejor es empezar por el principio, si ya te sabes la historia de cómo acabé en Purple Valley puedes saltar el siguiente párrafo, jeje.
¡Al final del post podrás ver un vídeo de esta maravillosa experiencia!
El verano pasado, estando de vacaciones en el sur de Tenerife, decidí participar en un yoga challenge. Un yoga challenge, para el que no lo sepa, es un reto de yoga. En Instagram hay muchísimos y yo suelo participar. De hecho mi acercamiento al yoga fue gracias a uno, en el 2015. Así que tengo mucho que agradecer a los retos de yoga. Bueno, pues como te decía, se me ocurrió participar en uno porque lo organizaba un centro de retiros de ashtanga, situado en Goa (al sur de la India), que yo seguía mucho en youtube, porque suben vídeos súper interesantes: como clases guiadas de muchos profesores distintos de ashtanga, trucos, entrevistas…
Purple Valley es sencillamente una maravilla, un paraíso ashtangui. El reto era junto a la gran Laruga Glaser, una maestra que ha inspirado mi práctica desde los inicios. Cuando un día tecleé “ashtanga” en Youtube y me salió el vídeo de “The impossible” me quedé en shock, maravillada por la elegancia de la práctica de Laruga, luego fui viendo vídeos y siguiendo sus pasos en las redes hasta que pude ir a un taller en Gran Canaria donde la conocí por primera vez (hice un post). De nuevo quedé totalmente impresionada. Bueno, pues Purple Valley, Laruga, yo de vacaciones, ¿por qué no participar? Había que subir un post diario durante un mes seguido con un vídeo de la postura que Laruga subiera primero y una reflexión de los Yoga Sutra que planteara Purple Valley. Bueno, y en inglés, porque si no nadie me entendería. No era pan comido, pero ¿por qué no intentarlo? Ah, no les he dicho cuál era el premio! ¿se lo imaginan? El premio era un retiro de dos semanas en Purple Valley con Laruga. Comida, estancia y retiro pagado.
Con todos los participantes del reto que lo hubieran completado correctamente se hizo un sorteo…
¡Y aquí tienen a la afortunada ganadora!
La menda, jaja.
Si quieren ver las publicaciones del reto pueden buscar con el hashtag #purplevalleyyogachallenge2018 Te puedes imaginar la increíble sorpresa que me llevé un sábado por la mañana cuando vi mi nombre en un papelito escrito a mano. Indescriptible sensación. El universo me hizo un regalo y no podía rechazarlo. En fin. Necesité un tiempo para asimilarlo. Y la espera se hizo larga.
¡¡¡Pero por fin un día llegó el día!!!
Ahora que ha pasado pero lo tengo reciente no quiero dejar de compartirlo contigo. Este blog ashtangui nació para eso, para contar mis experiencias ashtanguis. Entonces me voy a hacer una especie de entrevista a mí misma, jaja. Es decir, voy a contestar las preguntas que yo me haría, pero puedes hacerme más preguntas en los comentarios y estaré encantada de contestarlas si puedo.
Pero antes te dejo un post sobre las 7 cosas que aprendí en Purple Valley :)
¿Qué fue lo que más me gustó?
Lo que más me gustó sinceramente, desde el corazón, es lo bien que me sentí en Purple Valley, tanto por el lugar en sí como con todos los compañeros y los profesores. Un 10.
¿Qué fue lo que menos me gustó?
Lo que menos me gustó fue no tener un nivel de inglés fluido para poder conversar con mayor libertad tanto con Laruga y su equipo, como con los compañeros. Me defiendo pero necesito controlar más. Por suerte mucha gente hablaba español.
¿Qué te pareció Laruga?
Laruga es una persona muy interesante. La admiro como mujer, como profesora, como practicante. Enseña desde su experiencia, con dulzura pero con cierta exigencia. Es muy observadora. Y sentí que me daba espacio, a la vez que me acompañaba. Una gran maestra.
¿Qué te pareció Goa y la India?
Goa es un lugar genial para ir por primera vez a la India. Es una zona de playas bastante turística con lo que encuentras muchas personas viajando solas y también va mucha gente a hacer yoga. Vi muy poco porque estaba de retiro, pero lo que vi me gustó mucho. Es como selvática y luego tiene esas playas inmensas. Estuve en Mapusa, Anjuna, Arambol y Ashwem. Mapusa es como la ciudad más grande cerca de Purple Valley, yo fui al mercado local, creo que fue la experiencia más “india” que tuve, tema regateos, estafas incluidas, jaja, terminas aprendiendo a regatear, pero es un arte, jaja, yo me estresaba un poco. Anjuna está bien porque puedes ir a algunos cafés interesantes, y tiendas como una librería de yoga muy barata que me gustó mucho, pero lo mejor creo que es el mercado que hacen. En cuanto a playa no la recomiendo. Arambol me encantó, todos los puestos, el ambiente, la playa, estaba bastante bien, típico ambiente hippy. Lo que más me gustó para volver y pasar unos días de relax es Ashwem. Nosotros llegamos caminando por la playa desde Arambol, a 1 hora y media aproximadamente. Es una zona más bonita, también turística pero hay un tramo súper tranquilo que vale la pena. Hay restaurantes muy buenos y bungalows súper agradables para pasar unos días. Lo peor, los vendedores y masajeadores que van pasando por las hamacas, resultan algo agobiantes en mi opinión.
¿Qué cambiarías si volvieras?
Por supuesto regatearía mejor, jaja. También me gustaría conocer un poco más la naturaleza, ir al casco antiguo de Goa, visitar algún templo y, por supuesto, ir a restaurantes buenos indios y vegetarianos, que sé que había muchos pero no me cuadró ir. También me encantaría aprender a ir en moto ¡es la mejor forma de moverte por allí! Aunque me da respeto…
¿Alguna anécdota que contar?
¡Sí! La llegada, jaja. La verdad es que llegué un poco nerviosilla porque iba sola, era de madrugada y tenía un taxi esperando pero no sé, hacía mucho tiempo que no viajaba. Por suerte vi a un chico y a una chica con una esterilla en la mochila, y fui corriendo a preguntarles si iban a Purple Valley y me dijeron que sí. Era una pareja de húngaros. Fue genial porque íbamos a compartir el taxi. Bueno, pues chapurreando inglés por el camino porque estábamos súper cansados y tal, de repente, se para el taxi y miramos y había una cola tremenda. Nos bajamos y resulta que es que estaba ardiendo un coche. Fue surrealista. Esperamos un rato y cuando ya casi el coche iba a convertirse en cenizas aparecieron los bomberos, jaja. ¡Crazy! La pareja fue encantadora conmigo. Me alegro de haber coincidido desde ese momento.
Luego llegamos a Purple Valley y aluciné desde el minuto uno. Qué lugar. Me sentí en casa. Aunque también tengo anécdota. Hasta las 14horas no me daban habitación y yo llegué a las 3 o 4 de la madrugada. Tuve que esperar toda la noche y toda la mañana en la terraza común. Fue horrible. Primero los mosquitos, luego los ruidos cuando despertó todo el mundo, y por último, el calor del medioddía y yo vestida con unos leggings térmicos y sin poder cambiarme ya entenderán por qué. Todavía me pregunto por qué no reservé una habitación en un hostal. Pero bueno, con la emoción de estar ahí creo que se sobrellevó mejor, jaja.
Y bueno, la gran anécdota de este viaje es lo de mi maleta. Resulta que me compré una maleta grande, de cuatro ruedas, de esas “american tourister”. Yo muy emocionada con llevar todas mis cosas para mi retiro, ¡pues van y me la pierden en el primer trayecto Tenerife-Madrid! Tuve que estar las dos semanas sin maleta, jajajaja. Pero escapé bien y aprendí la lección. Gracias a la generosidad de las compañeras, y a que había sido precabida por consejo de mi novio y me había llevado lo imprescindible en la mochila de mano. Pero que sepan que a día de hoy la maleta sigue perdida. La encontraron al día siguiente y me la mandaron a Goa, pero ¡se volvió a perder! Inexplicable. En fin. ¡Iberia, ya te vale! Veremos qué indemnización me dan. Moraleja: no hace falta mucho para vivir, lleva lo imprescindible y, si puedes, no factures.
¿Recomiendas ir a Purple Valley?
100% Creo que si practicas ashtanga yoga es difícil encontrar un lugar como este. Es como vivir en la selva, pero con todas las comodidades. El sonido es tan auténtico y el verde era como que te llenaba de vida. El mejor momento era salir de la shala, después de savasana y atravesar la puerta y ver todo ese verde, los sonidos, los trabajadores regando, decorando con flores, y ponían incienso a las estatuas de los budas y dioses. Las habitaciones están muy bien, yo compartía habitación y estuve muy agusto. La piscina era otra de las mejores cosas, se agradecía tanto poder estar un ratito al sol y descansar en la hamaca en ese increíble entorno. La comida un escándalo, mucha variedad, no pasabas nada de hambre ni picabas entre comidas porque estabas perfectamente satisfecha. Se comía en la terraza común y era como el centro de reuniones y dónde había wifi. Siempre te podías hacer un té y café, que tenías a disposición y sentarte a descansar en los sofás fuxias, muy agradable. También tienes un centro de masajes ayurvédicos, yo me di dos llamados Kali Basti, son específicos de espalda, los recomiendo, y puedes reservar una cita con un médico de ayurveda y un fisioterapeuta también. Es una cabaña que está al lado de la shala. La shala, wow, me gusta mucho esa shala, cuando entré la primera vez tuve esa sensación que tienes cuando llegas a casa. En resumen, un paraíso ashtangui, no puedo decir más.
¿Algo malo?
Lo único “malo” es que por las noches se oía bastante ruido, jaja, no sé, había mucha vida nocturna en el barrio o algo. Los perros ladran un montón y es como que empiezan y no paran. Luego un hombre gritaba casi todas las madrugadas, me dijeron que le grita a la vaca, la pobre, y a veces se oía música y alboroto. Pero la verdad, es que lo noté más las primeras noches, luego me acostumbré y con los tapones dormía muy bien.
¿Volverías?
Sin dudarlo.
¿Tuviste delhi-belly o alguna enfermedad?
Solo diarrea del viajero (delhi belly), yo creo que es casi inevitable. Pero se lleva mucho mejor de lo que pensaba. Por suerte no me puse mala con vómitos, algunos compañeros sí. Las picadas de los mosquitos se me hincharon un poco y resultó ser bastante molesto, pero de resto no tuve nada más.
¿Alguna recomendación para el botiquín de viaje?
Sí, tomar probióticos desde dos semanas antes para acostumbrar al estómago a otras bacterias. A mí me fue genial. Tomar vitamina B para evitar las picaduras de mosquitos, y llevar aceite esencial de árbol del té o bálsamo de tigre blanco para las picaduras. El repelente ayuda pero no es infalible. Personalmente, me gusta más lo natural, algo de citronella está bien. Melatonina para conciliar mejor el sueño y tapones para mí es fundamental. Y algo como aceite de árnica para las agujetas o las contracturas, o dolores que te puedan surgir.
¿Cómo te ayudó el retiro con respecto a la práctica?
El retiro de alguna forma ha sido un antes y un después por varias circunstancias que han coincidido. No voy a negar que en cuanto a la práctica pasé momentos duros. Me dolía la espalda en plan agudo y estaba tan bloqueada con ese dolor que no sabía cómo afrontar mi última postura, Kapotasana y los dropbacks, ya que sentía que me hacía cada vez más daño. Así que tuve que superar un poco la vergüenza y hablar con ella por varias razones:
- Sabía que Laruga había lidiado con problemas de espalda en su propia práctica y me interesaba su opinión.
- De cara a los ajustes prefería que lo supiera porque me sentía súper vulnerable y bloqueada.
- En definitiva, tenía miedo.
Hablar con ella me tranquilizó, pero el dolor me acompañó las dos semanas. Estoy en un proceso que es lento y necesito que mi cuerpo vaya entendiendo lo que tiene que hacer y confío en que con la práctica vaya sanando, pero es importante refinar la técnica, y escuchar y respetar el cuerpo día a día.
Así que eso me he propuesto. Allí empecé a hacer de nuevo Kapotasana B y los dropbacks, lidiando con los dolores y sin ninguna presión por parte de ningún asistente, ni de ella. Sentía que me observaba y me dejaba sola. No sabía si esperarla o seguir en los momentos claves. Fue interesante. Ya les contaré mejor. Lo importante es que ahora, a mí vuelta, necesito dedicarme mucho tiempo, por lo que he decidido practicar en casa por ahora. Mi práctica de ashtanga dura dos horas y tengo que estudiar unas oposiciones y he empezado a trabajar de tarde, por lo que ir a la Shala estaba resultando demasiado agotador, significa levantarme muy temprano, buscar aparcamiento, etc. Ahora mis mañanas son más slow, medito, práctico, estudio y hago de comer y demás cositas de la casa con tranquilidad…
En la India me di cuenta de que estaba forzando muchas cosas, del corre corre de mi día a día y de que necesitaba darme tiempo. Así que como te decía: un antes y un después.
En conclusión…
¡Una gran experiencia! Y ahora que ha pasado un tiempo, he interiorizado mejor todo y le estoy sacando mucho provecho. Quisiera compartirlo pronto contigo, pero tengo muchos obstáculos para trabajar en condiciones con el blog ya que mi ordenador estaba mal porque el ventilador hacía mucho ruido y el servicio técnico me lo dejó peor, creo que estropearon la placa base y además perdieron mi información de la copia de seguridad que habían hecho. Así que se los he vuelto a llevar y estoy muy decepcionada y esperando soluciones que no llegan. Paciencia y reclamación al canto, pero son cosas que desgastan mi energía. Entre la maleta y esto, siento que tengo mucho que soltar…
Pero tengo buenas noticias, creo todo esto está sirviendo para que haga cambios que pueden ser muy positivos para el blog, y aunque este año tenga que estudiar, creo que podré organizar mejor mi tiempo para retomar este precioso proyecto personal.
Desde que solucione estos problemillas técnicos me pondré las pilas a desarrollar varias ideas que tengo en mente para el blog.
¿Se te ocurre algo que te gustaría que hubiera en este blog? Cuéntame…
¡No te vayas! Aquí tienes un vídeo resumen de esta experiencia. Espero que te guste.
Me apetecía mucho dejar plasmado en un vídeo lo que ha sido este viaje para mí, porque nunca se sabe si se volverá a repetir y por darle forma a los millones de vídeo y fotos que hacemos hoy en día.