Pero Merce, ¡dame trucos prácticos!
Jajaja, después de este rollo, que parece más un tratado, creo que les debo algunos truquitos para afrontarla.
Comparto todo esto porque considero que si te estás enfrentando a esta postura y sientes mucha dificultad, puede serte muy útil, ¡pero ojo! que esto es lo que me ha funcionado a mí, no sé las peculiaridades de cada persona que lea esto y mucho menos conozco sus prácticas y si están o no preparadas para hacer este proceso, que es algo bastante profundo.
Por favor, sé responsable.
Yo lo he hecho con supervisión y tratando de ir manejando el dolor, trabajando con precaución y consciencia. Por favor, sé responsable y ten mucha consciencia cuando practiques y piensa que nada que yo pueda decir sustituye a un profesor experimentado y formado y, sobre todo, que te conoce día a día y sabe lo que necesitas.
Personalmente, creo en la herramienta que es internet, pero como toda herramienta hay que saberla usar haciendo un uso responsable. Y la verdad es que esta práctica es muy PERSONAL.
Te recuerdo algunas claves para enfrentarte a Kapotasana
1.- Esta postura es muy mental y muy emocional.
Necesitas una mente fuerte y calmada, que no huye, sino observa y trabaja.
2.- La respiración es tu aliada.
No dejes que se dispare. Intenta mantenerla siempre controlada en todas las fases y si se descontrola, vuelve a ella.
3.- Encontrar comodidad en lo incómodo.
Es una postura que requiere esa capacidad de estar incómodo y aún así respirar y buscar el disfrute. Al estar incómoda la sensación es como de que quieres escapar todo el rato, pero la clave es esa, en vez de escapar, permanecer. No es fácil, pero cuando lo consigues es como tener un súper poder y es LIBERADOR.
Antes de hacerla, ayuda pararte a pensar en algunas cosas: Primero, tranquilízate. Luego piensa por qué estás aquí, superando miedos, enfrentando dificultades. Estás aquí porque tú quieres. No todo el mundo llega aquí.
De verdad que estas charlas las tengo con mi profesora y son motivadoras y enriquecedoras. Gracias de corazón.
4.- Date el tiempo que necesites. Ten paciencia.
Respira todas las veces que haga falta hasta que notes que estás preparada. No solo durante el proceso de entrar en la postura, sino también mentalízate de que puedes estar años en esta postura y eso va a fortalecer mucho toda la práctica y vas a ir depurando otras cositas.
5.- Haz varios intentos.
Luego, otra cosa imprescindible es que no hago la postura dándolo todo a la primera. Me daba tres intentos. Repetir la postura también me lo recomendó Laruga, pero con Griselda trazamos como una HOJA DE RUTA que ha sido clave.
– El primer intento es para observar y calentar el cuerpo. Bajas a la B sin detenerte mucho, ni poner demasiado esfuerzo.
– En el segundo intento hacemos como una inversión, ablandamos el cuerpo, tratamos de caminar un poquito, respiramos más la postura.
– Y en el tercer intento hacemos todo el trabajo que consiste en intentar hacer todo lo que sabes que hay que hacer (siempre escuchando cómo estás ese día). Tratando de mantener la mente concentrada, sin dejar que se quiera escapar. Luego, si el cuerpo no puede, no pasa nada por no conseguir el máximo, pero lo hemos intentado. Generalmente cuando lo intentamos en serio, si la postura está, lo solemos conseguir. Pero si tenemos un día que no, ¡también está bien!
Desgranando la postura paso a paso
El proceso desgranado consiste más o menos en estas fases según lo he podido interiorizar yo.
No digo que sea perfecto, jaja, como pueden imaginar no lo domino a la perfección. Le he puesto unos nombres a las fases. Esto es lo que yo recibí o interpreté de lo que me enseñó Griselda, lo podemos llamar “el método Griselda, interpretado por Merce”:
Primera fase: crecer desde la tierra
Se trata de estirar la columna, a la vez que te enraizas al suelo.
Yo estiro los brazos hacia arriba todo lo que puedo como alargando la columna, pero a la vez necesito sentirme conectada con la tierra, es como sentir la fuerza de los pies a las rodillas, de hecho, apretar las rodillas ayuda y luego activar los bandhas, como hacia dentro y hacia arriba.
Yo hago retroversión de pelvis como me dijo Laruga porque me ayuda como a conectar. Sobre todo, en esta primera fase. Entonces te quedas ahí estirando hacia el cielo y respirando todo lo que necesites.
Segunda fase: doblarte buscando el contrapeso
Eso es como que rotas los hombros hacia abajo y juntas las escápulas y las llevas hacia abajo y tratas de mantener esa posición, siempre pensando en elevar el pecho hacia arriba (esto es lo que yo entiendo que es abrir pecho).
Aquí la clave está en conseguir llevar tu pelvis adelante mientras abres el pecho.
Para mí estirar los brazos ayuda porque creas como la línea energética en la que un extremo es la pelvis y el otro la punta de las manos. Estirarte todo lo que puedas, sin perder la respiración y cuando ya no puedas más, haz unas respiraciones más para asegurar (método Griselda).
Ahí ya debes estar muy abierta. La pelvis empuja hacia el lado contrario de tus brazos y tú tratas de abrir pecho. Es de utilidad que el profesor te indique con su dedo dónde abrir y también que te sostenga. Aquí es cuestión de hacer contrapeso, la pelvis para delante y los brazos para detrás. La idea es crear el máximo espacio.
Tercera fase: mirarte los pies
Vuelve a la idea de abrir pecho pero ahora como tratando de mirarte los pies.
Si no te los ves, no creo que puedas completar la postura aún. Es importante verte los pies porque significa que tienes la apertura necesaria. Si no te los ves, sabes que esa parte todavía tiene trabajo y no pasa nada, solo que aún estás algo verde. Cuidado de no forzar el cuello en tu empeño.
Para mí esta apertura es la que te da la postura y si estás empezando te recomiendo centrarte en esta parte.
Veo mucho más efectivo trabajar en mantener esta posición sin colapsar, que ir rápido al suelo, aterrizar súper lejos y caminar apoyando la cabeza.
Es lo que yo hacía antes de la lesión. Si eliges bajar y llevar las manos al suelo para hacer la posición de Kapotasana B, antes de empezar a caminar por el suelo, te recomiendo afianzar un poco esta posición estirando los brazos.
Céntrate en empujar el suelo para abrir pecho y hombros, antes que caminar apoyando la cabeza.
Realmente me pregunto si lo de ponernos a caminar en este punto cuando aún no tenemos mucha apertura, es un gasto de energía. A día de hoy no tengo ni idea de si es efectivo o más bien lo hacemos porque nos sentimos más cerca de lograr la postura.
Depende del punto en el que estés, recuerda que una buena opción es trabajar con la pared como hice yo durante un tiempo.
Empujar la pared te permite abrir la zona, pero desde una posición más cómoda. Para mí es una buena forma de entender lo que tendrás que hacer luego en el suelo. Además, te sirve de calentamiento para luego hacer la B.
Pero bueno, que aquí cada maestrillo tiene su librillo, pero lo que yo siento es que si volviera a ese momento tendría menos prisa por caminar en el suelo y me enfocaría más en abrir hombros.
Cuarta fase: cogerte los talones
En esta fase final puedes cogerte los talones desde el aire o puedes hacer la famosa caminadita.
Te confieso que me hace gracia escribir esto porque recuerdo a Griselda, día tras día, haciendo de coach. Sus frases se me quedaban grabadas y me agarraba a ellas como a un clavo ardiendo. XD
La caminadita es como hacer palanca.
Primero, antes de llevar las manos al suelo tienes que pensar en anclar la pelvis y no desplomarte en el suelo, sino controlar el movimiento para quedarte lo más cerca de los pies posible. Cuando aterrices, vuelve a calmar la respiración. Entonces, sin apoyar la cabeza en el suelo, sino sostenida con tus piernas, caminas con las dos manos a la vez por la parte exterior de tus pies. Pues eso, que es como hacer palanca.
Todo esto es “método Griselda”.
Vuelve a tu respiración para que no se descontrole y empuja las manos con el suelo, exhala y camina con las dos manos a la vez por fuera de los pies. Cuando no puedas avanzar más, párate donde estés e inhalando vuelve a empujar el suelo, exhala y vuelve a caminar. La idea es llegar a la altura de los talones, o mejor un poco más, pasándote los talones, para luego poder cogerlos desde los laterales sin fallar. Ese es el objetivo, pero mi experiencia es que al principio no llegaba y me cogía los pies.
Con trabajo diario, fui caminando cada vez más cerca. Ella me decía “ahí estás muy cerca de los talones” y un día me dijo “ya puedes trabajar intentar cogerte tú sola los talones”. Sinceramente, no pensé que lo fuera a conseguir tan rápido.
Que el ajuste te ayude sin forzarte.
Cuando llegué a un punto en el que me quedaba cerca de los talones la profesora me ayudaba y me los colocaba. Ese ajuste que te comentaba al principio del post. El mismo ajuste, pero en momentos distintos. Esta vez se sentía diferente. Es como que ahora sí estaba preparada. No solo físicamente, sino a nivel mental y emocional porque ya no estaba bloqueada.
Aquí realmente el recorrido en el que la profesora me colocaba los talones es mínimo y, aunque se siente intenso, he llegado sola hasta ahí. El ajuste realmente es un alivio.
Una cosa que ayuda que te hagan también es que te sostengan la pelvis, y Griselda me indicaba que tenía que empujarla para que no se me olvidara. Buena cosa, jeje.
Quinta fase: respirar la postura, Kapotasana B y la salida
Bueno, pues ahora que tienes los pies o idealmente los talones, cierras un poco los codos y trata de apoyarlos en el suelo.
Ya solo queda disfrutar esas cinco respiraciones, que a veces se vuelven muy agitadas, la idea es calmarlas y disfrutar de la apertura que se genera. Luego llevas las manos al suelo, a la famosa Kapotasana B, respiras cinco sin huir con los brazos estirados y, por último, en una inhalación larga, subes y vuelves a la posición de rodillas y exhalas.
Otro consejo que te doy es que no subas a lo loco.
Sube controlando. Siempre tienes que reservar energía para salir de las posturas. Es bueno controlar cada movimiento para evitar movimientos bruscos y para mantener la mente en calma. Después de todo el trabajo que has hecho manteniendo la calma, no huyas al final.
Quiero recalcar que para mí es clave tener fuerza en las piernas para poder sostenerte y trabajar la apertura.
En mi caso, creo que me falta apertura en los hombros para poder cogerme con más facilidad los talones, pero quién sabe si algún día los pueda coger desde el aire. También decir, que siendo sincera, yo nunca he odiado esta postura. Le tenía respeto y miedo a raíz del dolor, pero nunca odio. Las posturas son beneficiosas y creo que así hay que verlas.
Un día Griselda me dijo: “Kapotasana es buena para la espalda”. Y pensé: “Es verdad” , pero yo siempre tenía en mente que podía hacerme daño así que estaba condicionando la postura.
Cambié el chip y la empecé a hacer con más gusto. Piensa que la mente es muy poderosa y si tienes sentimientos negativos se manifiestan. Así que, si estás atravesando dificultades en esta u otra postura, no caigas en cogerle manía y piensa que la haces porque quieres, porque es beneficiosa para ti.
¿Qué beneficios tiene Kapotasana?
Por último, para convencerte de los BENEFICIOS de la postura y que no le tengas miedo, te voy a copiar y pegar este trocito del blog Yogaconciencia sobre las bondades de Kapotasana:
Asana: Kapotasana. Kapota significa paloma o pichón. En esta postura el pecho se expande e hincha como el de una paloma; de ahí su nombre. Si la respiración es adecuada, y los bandhas trabajan, Kapotasana expandirá por completo la caja torácica, al empujar profundamente el aire hacia las costillas y el pecho. Fortalece y ablanda toda la espalda intensamente, abre la garganta y los hombros, aumenta la capacidad respiratoria.
Efectos: La postura tonifica toda la región de la columna al provocar una circulación correcta de la sangre a su alrededor. Gracias al estiramiento de la región pelviana, los órganos genitales se mantienen sanos. Se eleva el diafragma y ello ejerce un masaje suave sobre el corazón ayudando a fortalecerlo. El pecho se expande completamente. Es esencial dominar Kapotasana antes de abordar los estiramientos hacia atrás más difíciles.